El Sporting sumó su primer punto de la temporada (0-0) en un partido ante un rival directo en el que tuvo demasiados altibajos y, sobre todo, una preocupante falta de puntería, principal causa de que los rojiblancos sigan en la cola de la clasificación y en una posición cada vez más preocupante. El Racing fue un equipo ordenado al que le bastó cerrar espacios para desquiciar el ataque de Preciado, quien, con este resultado, queda en una tesitura delicada.
Manuel Preciado puso la alineación ensayada en la jornada previa al partido, en la que aplicó siete variantes respecto al equipo que perdió en el Vicente Calderón. Ayoze fue titular por primera vez y cubrió la banda izquierda, con De las Cuevas en el enganche, si bien pronto cambió su posición con Novo. El alicantino se escoraba más a la banda derecha, pero con libertad de movimientos, mientras que el ferrolano se movía más por el vértice del ataque, a la espalda de Barral.
Mientras, el Racing utilizó un 4-4-2, con dos centrocampistas que daban preferencia al juego de contención y dos delanteros específicos que se dedicaban más a trabajar y a participar en un inexistente juego ofensivo. El conjunto cántabro se limitó a defenderse con orden y sus intentos atacantes se perdían en la superioridad defensiva de los gijoneses que controlaban bien su parcela.
El partido discurría por unos derroteros que se distinguían más por la tensión que por el fútbol. El Sporting abusaba de la circulación de balón de banda a banda, con Rivera como epicentro de todos los movimientos, sin que las jugadas tuvieran algún tipo de profundidad. Los rojiblancos eran incapaces de abrir espacios en la zaga racinguista. El único fue en un centro ensayado tras el saque de una falta, con un cabezazo de André Castro que Toño, bien colocado, desvió.
La réplica fue del veterano Munitis en una falta lejana que creó algunos apuros a Juan Pablo. Al Racing le venía bien el desarrollo del juego, ya que apenas pasaba apuros en su defensa. Los intentos de De las Cuevas no tenían definición por la falta de espacios y de apoyos.
El Racing se estiraba muy poco, pero creó un par de complicaciones por medio del Munitis. Precisamente, uno de sus centros no encontró rematador ante las dudas de Juan Pablo y los centrales.
La ocasión más clara para los rojiblancos llegó a dos minutos del descanso, en una combinación de Trejo, que sustituyó al lesionado Nacho Novo, y De las Cuevas, con un servicio pasado que Ayoze, con media portería libre y la zaga santanderina descolocada, fue incapaz de colocar entre los tres palos, que era lo más fácil. El balón se le fue al larguero.
El primer tiempo fue de control gijonés, pero se reiteró el eterno problema de la falta de definición. Un remate a portería, el de André Castro, y dos desviados, uno de Ayoze y otro de De las Cuevas, completaron los intentos de remate gijoneses en la primera parte. Así es complicado ganar un partido.
El segundo tiempo tuvo un inicio con poca tensión. Los rojiblancos salieron aletargados y los cántabros se limitaron a mantener un ritmo lento, a la espera de poder dar alguna sorpresa en un contraataque.
La dinámica se rompió con las intervenciones de De las Cuevas y de Trejo, que fueron los únicos que intentaron poner algo de sentido ofensivo al juego de los gijoneses. Un servicio del alicantino al mediapunta argentino fue desviado a córner en una de las mejores intervenciones ofensivas de la noche. Poco después fue André Castro el que vio cómo entre Álvaro y Toño desviaban su disparo.
El Racing se limitaba a dejar pasar el tiempo y a esperar algún contraataque. Tuvo una buena oportunidad Stuani, en una alocada salida de Juan Pablo al centro del campo, que se subsanó con la rapidez de Rivera, quien reaccionó con inmediatez.
Cierta explosividad
Trejo volvió a ser protagonista de otras dos jugadas de ataque, pero el argentino, con un toque técnico extraordinario, es demasiado tímido en su juego. Le falta raza para terminar las jugadas. En el Sporting no se puede permitir que falte.
Mediado el segundo tiempo, Preciado hizo los dos cambios que le faltaban en bloque. Cases suplió a Rivera y Sangoy a Ayoze. El argentino ocupó el eje del ataque junto a Barral y De las Cuevas y Trejo se fueron a las bandas.
Las variantes dieron cierta explosividad al juego de los gijoneses. Las llegadas eran frecuentes y la defensa montañesa empezaba a dar muestras de debilidad. Pero faltaba lo más importante, que era la puntería. Se veía otro aire diferente al de los partidos precedentes en las filas gijonesas, pero ofensivamente era un equipo que prácticamente no hacía daño. Barral se limita a correr, pero sin efectividad para el equipo. A un delantero hay que pedirle remate y el gaditano no lo tiene o no lo utiliza. Sangoy se dejó ver más, pero sin tino en la definición.
Mientras, Trejo y De las Cuevas daban más sensación de peligro, pero con demasiadas individualidades y muy irregulares en el tiro final. El último susto fue de los cántabros en un disparo de Arana en el que Juan Pablo realizó una buena intervención.
El Sporting hizo más méritos que el Racing para llevarse el partido. Los gijoneses buscaron con más insistencia la victoria, pero, una vez más, la falta de definición fue un lastre demasiado acusado. El punto mantiene una situación que es más que preocupante por la falta de gol, por lo que llegan las lamentaciones de haber confeccionado una plantilla descompensada y sin los elementos más adecuados. El consejo rojiblanco tiene una buena papeleta.
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